Marta Lewin, Lic. en Psicología ya escribió para el blog un artículo relacionado con el juego a partir de la perpectiva de Winnicot. Para esta fecha, optó por manifestar las distintas nociones de "niño" según diferentes épocas hasta llegar a la actualidad, en la cual "es el niño quien ahora enseña a sus padres, enfrentando un futuro que resulta incierto".
La historia construye la infancia, cada época fabrica su idea de “niño”, la actual es muy diferente a la de la Edad Media o a la concepción que circulaba en tiempos de Freud. Retrospectivamente el concepto de infancia era desconocido. Su construcción es relativamente tardía: se da en la Modernidad, época donde se genera un nuevo interés en la infancia como objeto de estudio. Los pedagogos son los sujetos destacados en este proceso y la escuela la institución escenario de de este nuevo acontecer. Nace la pedagogía infantil.
El niño moderno, de la época freudiana, era concebido como inocente, sin pecado, maldad ni sexualidad, debía ser protegido celosamente por la escuela y la familia. La familia tradicional cuidaba amorosamente a sus hijos de la influencia externa,
ser niño era muy diferente a ser adulto. Esta división, inexistente en el Medioevo, tiende a diluirse en la actualidad en la que cursando una época de transición, los niños se apartan de la concepción moderna que imperaba.
Históricamente el infanticidio era permitido hasta el siglo IV, período en el cual la autoridad romana prohibió esta costumbre de que el padre abandonara a los hijos recién nacidos en cualquier lugar público para que murieran o fueran recogidos por alguien, los vendieran como esclavos o los cediera a algún pariente.
No se trataba únicamente de matar o abandonar al niño. Los niños sobrevivientes eran inducidos con opio para coinciliar el sueño, con fines sedativos se los fajaba, se los ataba, debían trabajar desde temprana edad, eran criados por nodrizas, no se los amamantaba.
Durante el siglo XVIII no estaba instalado el concepto de familia, la mortalidad perinatal de la madre y del hijo era de cerca del 30% al 50%. Los padres morían jóvenes, los niños quedaban frecuentemente huérfanos. Los adultos tendían a no apegarse demasiado a sus hijos ya que la posibilidad de sobrevida era escasa.
Sólo a partir del siglo XIX la infancia toma un lugar en la historia: filósofos, poetas, educadores como Rousseau, Pestalozzi, Froebel entre otros desarrollaron ideas acerca de la importancia del juicio en la infancia. El afecto y la educación reemplazan al sometimiento, la disciplina, la obediencia.
Podemos ubicar los orígenes del pensamiento psicoanalítico a partir de esta nueva concepción de infancia. Freud en sus primeros escritos, a fines del siglo XIX, va a otorgar identidad propia a la vida infantil; buscará en ella la etiología de la psicopatología infantil.
Actualmente los padres, criados con otra ideología, intentan, en el mejor de los casos, adaptarse y entender la realidad que los atraviesa. La revolución informática, la desvalorización del esfuerzo, la desaparición de idealismos y ambiciones, la caída del ideal de progreso son marcas que se imponen. Lo inmediato, la imagen se instala. Ya no se trata de un niño frágil e indefenso según parámetros que operaban en el pasado. Tampoco de un niño obediente que toma y acata las órdenes que provienen de los adultos, en realidad podemos considerar lo opuesto. Es el niño quien ahora enseña a sus padres, enfrentando un futuro que resulta incierto.
Lo cronológico, lo lineal, lo monótono que ordenó la pedagogía moderna se encuentra en crisis en nuestros días, los sistemas educativos clásicos se enfrentan a grandes dificultades. Esta nueva ventana abierta a los desafíos de la actualidad, hace especial crisis en ambientes más carenciados, ya que al desfasaje tecnológico se le unen las dificultades socioeconómicas, siendo éste el compromiso de nuestros tiempos.
Lic. Marta Lewin
martalewin@fibertel.com.ar
Psicóloga
Columnista del blog