18 mayo 2011

Tomar las riendas del futuro del país


Después de participar de programas de ONG que incentivan el liderazgo, los jóvenes se involucran con la realidad a través de emprendimientos sociales, negocios o partidos políticos

Sábado 07 de mayo de 2011 | Publicado en edición impresa


No importa si se alcanzan a través del voluntariado en una ONG, o de la participación activa en un partido político, o por medio de la conformación de un emprendimiento productivo o una pyme. La consigna es común a todos: involucrarse, de una manera u otra, con la realidad.Comprometerse con un ideal, involucrarse con el otro, aportar ideas, trabajar en equipo. Son algunos de los objetivos que poseen muchos jóvenes en nuestro país y que -con tiempo, dedicación y gracias a la ayuda de organizaciones que los capacitan en materia de liderazgo juvenil- logran poner en marcha para generar cambios positivos en la sociedad.

Pero, ¿todo joven puede ser líder social? "Nosotros creemos que uno nace líder y se puede hacer líder -sostiene el padre Jorge Murias, vicepresidente 2° y fundador del Centro Latinoamericano de Formación (Celafor)-. El líder es alguien que le da preponderancia a las personas, que se preocupa porque estén bien y se desarrollen. Por eso apuntamos a que estos jóvenes asuman un compromiso político, cada uno desde su lugar, y en general muchos se ponen al servicio de la sociedad, ya sea como voluntarios o por medio de proyectos personales."

Tal es el caso de Lucas Castrillón. Mientras terminaba su carrera de Profesorado de Educación Física, fue uno de los 1200 jóvenes universitarios -provenientes de Bolivia, Paraguay, Uruguay, Chile y de provincias argentinas, y en su caso de Buenos Aires- que asistió a los encuentros de la Escuela de Liderazgo para Universitarios Latinoamericanos (ELUL), realizados por Celafor desde 2000.

Así, desde la ciudad de Trenque Lauquen, Lucas, con 25 años, participa en Proyecto Sur -partido político que encabeza el diputado Pino Solanas- y está empezando junto a siete jóvenes una iniciativa, que tendrá como fin capacitar y asesorar a la gente de la localidad para que puedan poner en marcha el día de mañana su propio microemprendimiento.

"Nuestra idea es darles toda la preparación necesaria, desde explicarles qué es un emprendimiento hasta acompañarlos y hacer un seguimiento del proyecto de cada uno -explica Castrillón-. Tenemos que transmitir el espíritu de cambio, enseñar que para transformar la realidad social hay que trabajar en equipo y comprometerse con valores éticos y morales."

Por su parte, Julia Satlari hace siete años que decidió formar parte de la Asociación cristiana de jóvenes de la República Argentina (YMCA). Hoy, a sus 22 años, divide su tiempo entre el trabajo, el estudio de la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires y la coordinación de JuvenLíderes, segmento del Programa de Liderato de YMCA, que abarca a chicos de entre 14 y 17 años.

"El eje de trabajo en la asociación es la formación de ciudadanía responsable, es decir, la juventud tiene que poder manifestarse en la plataforma de jóvenes cristianos pensantes, pero les tiene que servir para cualquier cosa que decidan hacer en su vida", afirma Mario Cenci, ejecutivo de Liderato, Niñez y Adolescencia de YMCA.

"Especialmente en JuvenLíderes -cuenta Julia-, los chicos se acercan con voluntad de hacer cosas, de aprender, de desarrollarse, y mi tarea es un poco guiarlos en su desarrollo siempre cuidándolos, orientándolos a encontrar sus intereses, para que vayan posicionándose en la vida. Capitalicé y sigo capitalizando muchas de las experiencias de acá. Tanto el trabajo grupal como la recreación son herramientas que me sirvieron muchísimo en otros ámbitos, así como el poder analizar la realidad y desarrollar una mirada crítica, pero constructiva, sobre ella."

Rutas alternativas

"Yo voy. Con tal de zafar de matemáticas hago lo que sea", fue lo que Agustín Raffo pensó cuando Eduardo Marty, actual director general de la fundación Junior Achievement (JA), ingresó ese día a su aula del colegio secundario donde cursaba cuarto año, para dar una charla sobre el programa La Compañía JA. Veinte años después recuerda, entre risas, el episodio y asevera: "El haberme interesado en el programa me cambió la cabeza. No tenía idea en ese momento qué carrera quería seguir".

Finalmente, Agustín estudió Administración de Empresas, siguió vinculado como voluntario en JA, y tras ideas y venidas decidió generar su propio emprendimiento. Creó Nex Level, empresa que vendió en 2008, y ahora está arrancando de nuevo con Intinerar, entidad dedicada al desarrollo de productos de movilidad sustentable. "Creo que todos tenemos adentro algo de emprendedores y las ONG, al estar afuera del sistema de educación formal pueden despertar y enseñan cosas diferentes; es decir, nadie te enseña en la escuela o en la casa cómo emprender, tomar riesgos, formar líderes y trabajar en grupo. Ahí está el valor agregado del rol de las ONG."

Martín Cao, por su lado, también realizó el programa de JA cuando estaba en quinto año del colegio secundario Nacional Buenos Aires, en 1996. Luego de trabajar varios años en diversas entidades privadas despertó aquel sentimiento que siempre guardó cuando terminó el programa: "Si se quiere, se puede. Tomé confianza en mí mismo -cosa que no fue fácil, a mí me costó mucho- y emprendí hace un año y medio mi propio proyecto, RedKatana, que es una productora de contenidos digitales".

Ser protagonistas

En el caso de Camila Trigo, el formar parte de la comunidad mundial de jóvenes activistas, voluntarios y emprendedores sociales -Global Changemakers- la llevó a transformar su fuerte vocación social en una profesión. "Pasé de hacer voluntariados proactivamente en diversas ONG a comprometerme, a generar un mayor impacto a través de iniciativas de escala a nivel profesional. En otras palabras, pasé del voluntariado part-time al trabajo full-time, con un compromiso full-life", cuenta Trigo.

Hoy, con 24 años Camila trabaja en la parte de comunicación de la fundación Endeavor, entidad que apoya a emprendedores argentinos y asegura que el liderazgo "es una vocación de servicio, una responsabilidad y una búsqueda para multiplicar el compromiso social. Los jóvenes -comenta la vocera de Global Changemakers en Argentina- tenemos la sensibilidad de ver lo que está pasando en el mundo y la capacidad de cambiarlo. Necesitamos formación y conectarnos en redes no sólo locales o regionales, sino también globales".

En sintonía con Camila, Lucas Castrillón afirma que la juventud tiene que comprometerse más con la realidad social. "Los que contamos con la posibilidad de estudiar tenemos la obligación moral y ética de involucrarnos con la política. Hay que romper con este legado, participar ahora y ser protagonistas del cambio", concluye Lucas.

Por Carla Melicci
Para LA NACION

1 comentario:

Magali Bolotin dijo...

EyC nació gracias a la iniciativa de un grupo de jóvenes preocupado por modificar aquellas aristas de la realidad que se presentaban como injustas o que hacían a la desigualdad intersectorial del país.
El proyecto está rindiendo frutos cada vez más maduros, gracias a la iniciativa y a la acción.
¿Qué esperás para sumarte?