01 julio 2011

El proceso de aprendizaje en contextos de vulnerabilidad y su vínculo con la resiliencia

El proceso de aprendizaje no consiste en un acto sino se trata de un proceso. Es una construcción que no se da de una vez y para siempre. Muy por el contrario, se trata de una serie de adaptaciones que se dan a partir de desequilibrios cognitivos que llevan al aprendiz a constantes intentos de equilibración que, si se logran, estamos frente a un nuevo conocimiento.

Son sucesivas asimilaciones y acomodaciones dando como resultado una nueva adaptación cuyo sinónimo es el aprendizaje. Los esquemas, unidad básica de la conducta inteligente, van variando, constituyendo nuevos esquemas jerárquicamente superiores. Así se lleva a cabo la construcción de lo real.

Lo anteriormente descripto se lleva a cabo a partir del intercambio de las personas con los objetos a conocer.

En otro orden de cosas, el aprendizaje se puede llevar a cabo si están dadas las condiciones para ello. Así, si las necesidades básicas no están satisfechas, el aprendizaje se verá impedido de desarrollar: imposible pretender que un niño se concentre al punto de lograr desequilibrios cognitivos para llegar a esquemas superiores de pensamiento si pasó la noche a la intemperie o no cenó, ni desayunó… ¡Y apenas durmió debido al hambre y al frío!

En la pirámide de motivación humana, en la base aparecen las necesidades básicas y en la cúspide la autorrealización. Difícil será lograr esta última si la base es insegura. La educación es algo que atañe a la especie humana. La autorrealización también.

La resiliencia en un término que la psicología toma prestado de la física y se refiere a aquellos materiales que, luego de haber sido doblados vuelven a su lugar. Ejemplo de ello es la goma, que puede ser estirada y vuelve a su posición inicial. El concepto es algo más profundo cuando nos referimos a los seres humanos. La resiliencia refiere a todo ser humano o grupo que, luego de haber pasado por situaciones traumáticas puede seguir adelante pero enriquecido.

Personas que han pasado por situaciones devastadoras logran comprender que luego de tales experiencias adquirieron una nueva enseñanza. En ese sentido el aprendizaje da lugar a la promoción de resiliencia. No se nace con ella, sino que se desarrolla. Si se puede salir de acontecimientos difíciles positivamente, se puede también generar mayores fortalezas a través de la educación.

La vulnerabilidad se convierte en fortaleza cuando es posible el vínculo entre el docente y el alumno. Se demostró que sujetos que tuvieron una infancia plagada de infortunios llegaron a la adultez con salud mental. Y ello fue gracias a que contaron con un adulto que los miró, les prestó atención.

Queda claro entonces que en el camino hacia la autorrealización debemos generar situaciones educativas propicias para desarrollar sujetos resilientes.

Lic. Deby Goldberg

Psicóloga y psicopedagoga

http://espacioaieka.blogspot.com/


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