14 julio 2011

Una brecha digital cada vez más amplia


Andrés Oppenheimer

MIAMI.- El anuncio realizado por Corea del Sur de que para 2014 abolirá los libros de papel en las escuelas y los reemplazará por tabletas electrónicas debería hacer sonar alarmas en Estados Unidos, Europa y América latina: muchos de nuestros chicos podrían quedarse aún más atrás de los surcoreanos y los de otros países asiáticos.

Según un estudio de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo Económico (OCDE), Corea del Sur es el país en el que los estudiantes de 15 años usan más computadoras conectadas a Internet en las escuelas.

Tal vez no sea casual que Corea del Sur sea también uno de los países que obtiene mejores resultados en los exámenes estudiantiles internacionales. En el último examen mundial PISA de estudiantes de 15 años en comprensión de lectura, Corea del Sur salió segundo; después de la ciudad de Shanghai, China, que ocupó el primer puesto. Estados Unidos ocupó el puesto 17; España, el 33, y el país latinoamericano que ocupó el lugar más alto, Chile, fue el 44.

Ahora, la brecha de aprendizaje entre los estudiantes surcoreanos y los de la mayoría de los países occidentales podría ampliarse aún más. El gobierno surcoreano acaba de anunciar que invertirá 2000 millones de dólares en los próximos dos años para darles a todos los chicos de la escuela primaria tabletas gratuitas conectadas a Internet. Lo que es más importante aún, reemplazará todos los contenidos de los libros de texto por contenidos digitales multimedia. El plan se extenderá a todos los estudiantes secundarios en 2015.

En las Américas, sólo un país, Uruguay, tiene una computadora por chico en todas las escuelas primarias públicas. Aunque Uruguay es pionero en todo el mundo en este aspecto, no todas sus computadoras escolares están conectadas a Internet, ni emplean exclusivamente programas digitalizados de aprendizaje. En las escuelas secundarias, hay cinco estudiantes por computadora en Estados Unidos; siete, en Corea del Sur; 11, en México; 17, en Perú; 20, en Chile; 25, en Uruguay; 25, en la Argentina, y 33, en Brasil, según un reciente informe de la OCDE.

Pero, según Eugenio Severin, un especialista en educación digital del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lo más importante del plan surcoreano es que las tabletas escolares emplearán exclusivamente programas de aprendizaje en línea hechos a medida. "Esto significa que ya no gastarán más dinero en papel, impresión y distribución. Usarán tecnologías multimedia que hacen el aprendizaje más divertido y más eficaz", dijo.

Muchos de ustedes se estarán preguntando si deberíamos celebrar el reemplazo total de los libros escolares por tabletas electrónicas. Hay preguntas legítimas sobre si la educación digital será una píldora mágica: uno puede argumentar que los chicos surcoreanos obtienen mejores resultados en los exámenes estandarizados internacionales porque estudian más horas al día, y más días por año, y no porque usan computadoras.

Casi todos los chicos surcoreanos pasan 12 horas diarias, o más, estudiando en la escuela y en el hogar, y su año escolar tiene 216 días, comparado con los 180 días que dura en Estados Unidos, y menos en la mayoría de los países latinoamericanos. Durante una reciente visita a Honduras, me horrorizó enterarme de que el año escolar allí dura unos 140 días anuales, o menos.

"Los logros de Corea del Sur en el ámbito de la educación no son producto de la improvisación -agregó Severin-. Son el resultado de 20 años de inversión constante en educación y en tecnología para la educación."

Mi opinión: afortunadamente, muchos países latinoamericanos, encabezados por Uruguay, han empezado a darles computadoras a sus estudiantes. Pero en algunos casos se trata simplemente del regalo de una máquina, lo que ayuda a los gobiernos a ganar las elecciones, pero que no necesariamente mejora los estándares educativos, si no está acompañado de un buen entrenamiento docente y de programas de soporte técnico.

1 comentario:

Magali Bolotin dijo...

La tecnología es vital como herramienta educativa; ya es inevitable dejar de utilizarla. El problema surge cuando el progreso tecnológico, ideado para mejorar distintos procesos, entre ellos el educativo, es usado sólo por aquellos que tienen los medios para acceder a él. La pregunta es... ¿se puede democratizar la tecnología?